Barcelona siempre me remueve.
Hoy justo hace 6 años, precisamente cuando vivía en Barcelona, que tuve un pinchazo muy fuerte en el hombro que no sabían qué era y que después de muchas pruebas, síntomas e infierno se desencadenó en un diagnóstico de esos de para siempre y de los que asustan.
Recuerdo como me volví a Madrid sola en el AVE en el puente de diciembre arrastrando mi maleta gigante por unas escaleras que ese día quisieron dejar de funcionar, como (yo pensaba) mis planes.
Aunque he vuelto a Barcelona más veces y no es culpable de nada, ni mucho menos, imaginad cómo es volver a la “escena del crimen” en la misma santa fecha y precisamente a remover sobre emociones, síntomas y demás particularidades.
Pero, ¿sabéis qué? Si algo aprendí hace 7 años con Enric Corbera es que si tu cuerpo es capaz de generar una enfermedad, también es capaz de generar el antídoto.
Ese ha sido mi mapa desde entonces, ¿¡¡qué hacía yo viviendo sin ese mantra!!? Y por eso creo que este viaje está siendo tan tremendamente sanador. La semana que viene te cuento más para que pueda integrarlo y contarlo más ordenadamente.
Para mí, en la empresa ocurre exactamente lo mismo que en nuestro cuerpo, si hemos generado un problema en la empresa causada por nuestra gestión emocional, que siempre 100% es así, al transformar las emociones, transformaremos el problema.
Y en ese párrafo se resume la esencia de mi empresa y el motivo por el que mis clientes tienen esos resultados (que pedante, lo sé hija, pero es que no sé decirlo de otra forma).
Hoy rescato uno de los matices del miedo a mostrarse, que siempre aparece y que en el podcast de hoy te adelanto que no es por la cámara, ni por YouTube, es por un engrama.
Vente que te lo cuento.