Ah, o sea que eres de esos. Formas parte de los que se parten el lomo pero no llegan donde les gustaría llegar. Pues aquí llega la pregunta del millón, y ¿por qué no ganas tanto como te gustaría? Hay gente que dirá que es la maldición gitana que le echó en Granada la paisana del romero, otros que dirán que es que no valen lo suficiente y le falta aún hacer aquel curso, reforzar 5 idiomas, hacer perfecta la dominada y aguantar bajo el agua 3 minutos para ganar la inmunidad en Supervivientes, ¡pero no!
Os sorprendería saber la de veces que la causa es ni nada más que el miedo. Sí, sí, el miedo. Llamadme simple, pero lo he visto un millón de veces tanto en mis clientes como en mí misma. Eso sí, es un miedo camuflado de muchas cosas, no sea que lo veamos claramente ¡y lo resolvamos fácil!
De repente todo se vuelve gris, piensas que has hecho todo lo que podías, que das lo mejor de ti y sigues sin ver resultados, que sabes que te falta solo un paso par atravesar la esfinge y llegar al tesoro, pero por mucho que analices, no encuentras la raíz del asunto.
A ver si te suena algo de esto… Si estás emprendiendo seguramente hayas atravesado muchos miedos y hayas crecido en lo personal más de lo que te imaginas, pero si no estás logrando ingresar tanto como te gustaría seguramente se deba a alguna de estas causas: miedo a lanzarte, a que te vean, a mostrarte, a que no lo consigas, a que sí lo consigas y no lo puedas mantener, a que no te lo merezcas, a que no seas lo suficientemente bueno… En resumen, nuestro querido queridísimo crítico interior.
Pero vámonos un poco de lo interno y vamos a lo externo.
¿EN QUÉ PUEDO VER QUE EL MIEDO ME ESTÁ FRENANDO?
- No te has marcado objetivos económicos: parece una obviedad, pero te sorprendería saber cuánta gente emprende y no hace un plan de empresa. ¡Qué digo plan de empresa! No se marca ni siquiera un boceto mal echado en una servilleta. Pues sí, básicamente el primer motivo para no llegar a tus objetivos es que no los tienes. ¡Tachán!
No digo que sepas claramente que tu objetivo es ganar dinero y vivir de esto. No, darling. Si en tu caso simplemente haces la cuenta de la vieja a ver cuántos gastos vas teniendo y cuánto necesitas ingresar, te recomiendo que abandones ese vicio y te propongas unos objetivos DE VERDAD. Si tendemos a improvisar, nuestros ingresos harán lo mismo y el miedo te dirá: ou yeaah.
De esta forma le estamos diciendo al miedo que puedes mojarte perfectamente y decir qué quieres (importante definir la cifra exacta), que sabes lo que quieres y que vas a por ello.
Decide si vas a ponerte objetivos semanales, mensuales y/o anuales. Es importante que conozcas tus objetivos económicos a corto, medio y largo plazo para que cuando vayas acercándote a la fecha tope, o (in english que queda más cool) deadline, tengas margen de maniobra y puedas analizar qué acciones extra puedes realizar para llegar al objetivo.
Por ejemplo: objetivo mensual: 3500€
2. Tus objetivos no tienen una estrategia detrás. Puede ocurrir que tengas claro que quieres ganar 3500€ al mes pero que no tengas una estrategia detrás salvo la de seguir contestando mails y atendiendo los clientes que ya tienes. A ver cómo te digo esto… Querido mío, ahora eres empresario y tienes que tener una estrategia clara a corto, medio y largo plazo. ¿Y a que llamamos corto, medio y largo plazo? Puedes marcarlo tú, pero para mí corto plazo son los próximos 6 meses, medio plazo los próximos 2 años y largo los próximos 5 años. De esta forma, si tenemos nuestros objetivos anuales, podemos hacer una estrategia acorde al próximo año e ir ampliándola acorde a los objetivos que tengamos en los siguientes meses/años.
Algunos ejemplos de estrategia: promoción en redes sociales, colaboraciones externas, publicidad en Google, promoción en Youtube, promo con bloggers e influencers…
3. Tu estrategia no tiene acciones definidas asociadas. Sí, señores, estamos ante un claro caso de muñeca rusa y vamos a llegar al fondo del asunto. Si yo me pongo como estrategia promoción en redes sociales, no lo terminaré jamás porque es absolutamente abstracto. Te vas a asegurar manejar tu miedo y toda la mierda que te lanza los ataques de tu crítico interior si te pones metas cortas y concretas. De esta forma tendremos muchas balas pequeñas y manejables si tenemos que disparar. Tu nivel de estrés bajará, tu miedo se quedará dormidín una miajita y podrás seguir trabajando.
Seguramente tengas un montón de ideas para mejorar tu negocio, miles de millones, pero no las terminas porque no están desgranadas en acciones más pequeñas en las que te puedas enfocar para alcanzar esa meta. No se hable más y ¡vamos allá! Por ejemplo: objetivo 3500€/mes vendiendo mi producto/servicio, estrategia campaña en Facebook Ads. Acciones: diseñar cartel, definir colores, seleccionar imagen, optimizar cartel, definir público, decidir qué días lo hago y durante cuánto tiempo, redactar texto comercial eficaz (spoiler: estoy terminando de preparar el curso online Textos diana para vender más que pronto verá la luz), crear landing page para enlazar ese contenido, optimizar esa landing page como página de venta, etc.
Si te vas poniendo determinadas acciones cada día periódicamente es más fácil que las realices, que si simplemente te apuntas en la agenda hacer tal campaña o promocionarme con tal blogger. Es cuestión de definirse y tener el control de tu empresa. Haz la prueba y me cuentas.
Si tienes todo muy por encimilla pero sin definir ni concretar, seguramente seas buenísimo en lo tuyo y publiques en tu plataformas a diario y atiendas a tus clientes como nunca, pero para optimizar la gestión de tu empresa y ampliar el embudo de clientes potenciales, tienes que tener todo esto detrás, sino serás una aguja muy valiosa en un pajar donde hay mucha acción de otros. Permanece activo, my friend.
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¡Nos vemos en el próximo post! Gracias por leerme y espero que disfrutes del regalo 🙂
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